Si estás leyendo esto es porque, probablemente, en los días previos a la regla o durante la misma te sientas completamente fuera de control y poseída por tus emociones. Antes de caer en el autorreproche y poner en duda tus capacidades, te animo a que leas esta información sobre cómo el cambio hormonal impacta en nuestro estado de ánimo.
La falta de interés en la investigación de este tema (ligada a un machismo que todavía impregna el ámbito académico y todos los demás) suele llevar a una desacreditación de la sintomatología propia de estos días. Y cuando nos desacreditamos, nos culpamos, exigiéndonos unos niveles de desempeño físico y mental que no son realistas y no se ajustan a lo que nuestro cuerpo requiere y puede ofrecer. Percibir nuestra propia dificultad para llegar a estos estándares nos lleva a entrar en un bucle de autoexigencia y autorreproche que no solo no nos ayuda a acompañar a nuestro cuerpo en sus necesidades, sino que nos bloquea y limita enormemente.
Para revertir esta tendencia, es importante que conozcamos qué sucede en nuestro organismo en cada fase del ciclo y, por lo tanto, comprender qué podemos esperar del mismo y qué podemos darnos en cada etapa.
El ciclo menstrual generalmente dura entre 28 y 32 días y se divide en cuatro fases: menstruación, fase folicular, ovulación y fase lútea. Debes saber que en todo este ciclo entran en juego dos tipos de hormonas, los estrógenos y la progesterona, y su fluctuación va a influirnos más de lo que creemos. La disminución de estrógenos se asocia con cambios de humor e irritabilidad y su aumento fomenta sentimientos de poder e incremento de la líbido. La progesterona influye en la sensación de cansancio y somnolencia.
- Menstruación: Comienza el primer día del ciclo. En este momento se produce la eliminación del revestimiento uterino y bajan los niveles de estrógenos y progesterona.
- Fase folicular: Dura aproximadamente del día 1 al 14. Los niveles de estrógenos aumentan, estimulando el crecimiento de los folículos ováricos.
- Ovulación: Ocurre alrededor del día 14. Un aumento en la hormona luteinizante (LH) desencadena la liberación de un óvulo.
- Fase lútea: Desde la ovulación hasta el inicio de la menstruación. Los niveles de progesterona aumentan, preparando el cuerpo para un posible embarazo .
Estas fluctuaciones no impactan solo en las emociones que experimentamos, sino que también generan cambios y molestias en nuestro cuerpo, como dolor de cabeza y de pechos e hinchazón.
Ahora bien, una vez ubicadas en lo que le sucede a nuestro cuerpo y a nuestras emociones estos días, la pregunta es: ¿me estoy dando lo que necesito? Probablemente te estés dando lo último que necesitas, arrojando juicios negativos sobre ti y tu cuerpo y cayendo en la frustración, la autocrítica y la exigencia desmesurada. Sé que no es tu culpa, que solo te limitas a repetir patrones y estereotipos que llevas escuchando toda la vida, pero es el momento de que eso cambie y de relacionarte de otra manera contigo y con tu regla. Aquí te van algunos consejos:
- Respeta los ritmos de tu cuerpo: Si no puedes ser tan productiva como de costumbre, está bien, escúchate y trata de bajar un poco el ritmo. Eres mucho más de lo que produces y haces.
- Valida tus emociones: Tu sensibilidad estará a flor de piel y esto no es una debilidad. Para regularte es importante que seas consciente de lo que sientes, que te permitas experimentar todas tus sensaciones, escuches tus necesidades y te ayudes a cubrirlas conectando contigo. Póntelo fácil. Una forma de validar tus emociones es leer, ver alguna serie o escuchar música con la que te sientas identificada que te permita sintonizar con tus sentimientos plenamente.
- Cuida tu alimentación y mantente hidratada: Mucho ojo, porque la hinchazón y el malestar con nuestro cuerpo nos pueden llevar a adoptar una dieta restrictiva, ¡y no se trata de eso! Tenemos que restituir toda la energía necesaria para eliminar toxinas acumuladas y reponer el revestimiento del útero, por eso nuestro cuerpo nos pide comer dulce. Además, puede ayudar a suavizar los síntomas consumir alimentos ricos en hierro, magnesio, calcio, omega-3 y fibra, así como reducir el consumo de cafeína.
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